Ahora que está en boca de todos la polémica sobre recuperación del patrimonio religioso, nos gustaría lanzar una reflexión sobre la complejidad de seguir las directrices recogidas en los documentos de referencia en la conservación de patrimonio cultural: la Ley de Patrimonio Histórico y la Carta de 1987 de la Conservación y Restauración de objetos de Arte y Cultura.
En el marco de estas recomendaciones que restauradores y conservadores nos hemos concedido para el desarrollo de nuestro trabajo, justificaciones de tipo político, opiniones localistas, intereses mediáticos e incluso “comerciales” que no siempre se ajustan a los requisitos estrictamente profesionales reconducen en incontables ocasiones el proceso de recuperación: ¿cómo elaborar una anastilosis documentada obviando el aspecto devocional en el caso de la orfebrería religiosa?¿existe una verdadera actualización del patrimonio religioso catalogado?¿cómo se reparte el volumen de la inversión económica en el patrimonio religioso?¿qué tipo de asesoramiento técnico reciben los responsables y qué estrategias de divulgación científica sobre patrimonio religioso existen?
Sin duda la experiencia y una permanente profundización en el conocimiento de las técnicas y la documentación son herramientas fundamentales para recomponer semejantes retos. Pero es imprescindible una difusión rigurosa y transparente en los procesos de intervención que afectan directamente a la memoria del patrimonio. Es absolutamente necesario que los profesionales demos a conocer nuestro trabajo ganando terreno a las opiniones que se imponen sin criterio, informando de manera precisa y convenientemente documentada en cada caso. Acudir a las fuentes, referenciar nuestras decisiones, comprender y hacer comprensible la trascendencia histórica del patrimonio.
En la medida en que seamos capaces de ofrecer una metodología de trabajo e investigación, utilizando las herramientas tecnológicas disponibles, desde las diferentes perspectivas que intervienen en el proceso de recuperación de patrimonio podremos ofrecer una visión menos sesgada, menos parcial y menos interesada de nuestra labor.
La recuperación del patrimonio no sólo consiste en realizar un buen trabajo de conservación sino en rescatar el significado de enriquecimiento para una sociedad más sensible y mejor informada sobre su cultura.