Orfebrería y arquitectura

De todos es conocida la fama de los maestros canteros de la arquitectura gótica mediterránea. En el Reino de Valencia, estos especialistas en el arte de la estereotomía figuran en la documentación como mestres pedrapiquers y la influencia de sus hacer se extiende a lo largo de casi tres siglos plasmadas en obras como la capilla Real, en el convento de Santo Domingo, la Lonja de los Mercaderes, la escalera de caracol de la Seo de Valencia o el claustro renacentista de San Miguel de los Reyes por mencionar algunas de las que aún podemos disfrutar.

Curiosamente, era costumbre entre estos maestros dejar sus marcas grabadas en la piedra lo que ha permitido a la historiografía reconocer posibles talleres o escuelas e incluso asignar una construcción a un determinado autor.

Del mismo modo, los maestros orfebres marcan sus piezas mediante un punzón, signo unívoco de la autoría de un determinado taller trabajando en un determinado lugar. Pero no es esta la única coincidencia con los arquitectos góticos: las relaciones estilísticas entre arquitectura y orfebrería y el estudio de las soluciones de diseño y composición de las obras han dado lugar a numerosas publicaciones que describen la proximidad de estos oficios, a tal punto que en el caso de las llamadas microarquitecturas o arquitecturas efímeras es complicado establecer dónde termina el trabajo del orfebre y empieza el del arquitecto.

Como si, especialmente entre los siglos XIV y XV, la orfebrería fuese un campo de investigación estilística y constructiva para la arquitectura. Arquetas, macollas, custodias y manifestadores se convierten en ensayos a escala de numerosos ejemplos arquitectónicos.

Recomendamos de manera especial la lectura de los especialistas Nuria de Dalmases y Arturo Zaragozá Catalán. Y para recrearnos, algunas imágenes on-line de la Universidad de Columbia y GothicMed.

Sello de Piró Orfebres